Llegar a donde no se llegó antes
En la ESOFA por ser las primeras damas dentro de un grupo numeroso de varones, debieron saber sobrellevar la convivencia, los primeros cortes de cabello, sin modelo según manual, aun no adaptado a la modernidad, pasando por varios tipos, desde el corte a media nuca hasta tan pequeño, casi del mismo tamaño que el de los varones. 25 años atrás el uniforme no se diferenciaba del varón o mujer, era el mismo, no estaba normado, sin ninguna diferencia como el de los compañeros de la promoción, si pues las militares femeninas, tenían bolsillos en el pecho.
Pero al graduarse los tiempos no habían corrido tan rápido en el mundo para las mujeres, lo que se reflejaba también en la vida castrense. Entre los superiores estaba dándose un natural cambio de mentalidad que traería año a año y caso por caso, cambios en el trato de las primeras madres de la Institución. Hubo que normar uniformes especiales para el embarazo que al principio no eran prácticos ni para la labor de madre ni para el trabajo militar.
Las leyes de maternidad avanzaron lentas en el Estado, por lo que las damas de la Promoción Mixta “Fernández Cabrera” tuvieron que esperar un tiempo regular antes de que se normara sus servicios en pleno embarazo, sus posibilidades de abordar aeronaves sin uniforme, incluso el reto de dar de lactar o enfrentar un derrame fecal de sus bebés en instalaciones y con uniformes que no estaban acondicionadas para ese tipo de eventualidades.
Aun así, varias de las integrantes de la promoción lograron destacar en la carrera militar, dejándonos en alto fuera del país. Siendo dos de ellas parte para el intercambio de experiencias con sus homólogos en la región. Una más hizo los méritos para ser enviada a Estados Unidos, a representar a la FAP y al Perú en un curso para especialistas de logística, donde se graduó con honores en un curso además mixto y con militares de todos los países de América.